El enemigo del fast fashion apuesta por la ética: moda respetuosa con el medio ambiente y con las personas
Cuando vamos a comprar moda lo habitual es acudir a las calles comerciales del centro de nuestra ciudad o ir a grandes almacenes donde sabemos que encontraremos todo tipo de prendas a nuestro gusto. Tanto en una como en otra destacan el mismo tipo de negocios: las líneas de ropa fast fashion. Esta tendencia reina en el mercado de la moda gracias a sus módicos precios y su amplia variedad de prendas.
Es innegable que la industria de la moda rápida se ha ganado los corazones de las amantes de la ropa: no hay nadie que no conozca marcas como Zara, Bershka o Stradivarius. La parte negativa de esta industria es que es la segunda más contaminante del mundo: por ejemplo, es responsable del 20% del desperdicio de agua a nivel global y suele utilizar químicos y fibras que dañan el medioambiente. Además, el impacto social del fast fashion también es algo a tener en cuenta: muchas marcas de esta industria explotan a los trabajadores de los talleres donde se fabrican estas prendas.
Slow fashion: ¿qué es?
El slow fashion nació para luchar contra los impactos negativos de la moda rápida. Kate Fletcher, profesora de Sostenibilidad, Diseño y Moda en el Centre for Sustainable Fashion de Londres inventó este término en el año 2007. En pocas palabras, el slow fashion o moda lenta es todo lo contrario al fast fashion: su filosofía rechaza la producción masiva de prendas, apuesta por la ropa respetuosa con el medioambiente y por un sistema que sea ético con sus trabajadores.
Por suerte, los consumidores cada vez son más conscientes del daño que pueden llegar a hacer sus compras a nivel ambiental y social. En especial destacan los millenials y la generación Z: son el grupo más concienciado respecto a todo lo relacionado con la sostenibilidad, según el informe Pulse of the fashion industry 2019, elaborado por Boston Consoulting Group. Su preocupación por el medioambiente, la sostenibilidad y las producciones de forma ética hacen que el slow fashion sea el lema de los más jóvenes.
¿Te interesa que te contemos un poco más en profundidad qué es slow fashion y por qué se gana el corazón de los jóvenes? ¡Quédate a leer este artículo!
Moves to slow fashion
Algunos de los grandes problemas de la industria de la moda rápida son las malas condiciones en las que se encuentran los trabajadores de los talleres de confección y producción de ropa. Muchas personas tomaron conciencia respecto a las implicaciones del mundo textil tras el desastre del derrumbe de la fábrica textil de Bangladesh ocurrido en 2013. Según el estudio de Fashion Revolution en su encuesta europea sobre moda y consumo responsable, recogido en el informe de moda circular de Micolet, el 90% de los españoles consideran importantes los factores ambientales y sociales a la hora de hacer una compra.
El slow fashion planta cara a la industria de la moda rápida, puesto que nace como un movimiento que lucha contra la explotación humana. Las bases de la moda lenta implican que la fabricación de la ropa sea bajo unas condiciones de trabajo dignas y seguras para sus empleados, además de buenos sueldos. Por ello, las prendas del slow fashion no suelen tener unos precios tan competitivos como los del fast fashion.
Moda respetuosa con el medioambiente: marcas slow fashion
La fabricación de ropa que se lleva a cabo mediante el método de producción que utiliza el fast fashion deja una huella medioambiental que a largo plazo resultará insostenible para el planeta. Según Greenpeace, si el ser humano continúa con los ritmos de consumo actuales necesitará tres planetas para suministrarlo. Recomiendan dejar de consumir de forma compulsiva y afirman que si conservamos nuestra ropa durante uno o dos años reduciremos nuestras emisiones de CO2 hasta un 24%.
Además de las compras compulsivas, las fibras que se utilizan en la fabricación de moda son un factor a tener en cuenta a la hora de elegir la ropa que nos vamos a poner. Por ello, el slow fashion se preocupa de utilizar materiales sostenibles y reciclables para evitar el daño medioambiental del fast fashion. Algunos de estos tejidos son el algodón orgánico, el lino, el cáñamo o el tencel, por ejemplo.
Existen marcas sostenibles españolas como T-Wild que utilizan tejidos y packaging sostenibles en la fabricación de su ropa. Además, no utilizan ningún componente de origen animal para sus productos. Ecoalf, Skunkfunk, Genuins y Ternua son otras líneas de ropa sostenible conocidas que apuestan por el medioambiente.
La ropa reciclada y el slow fashion
Otra de las interesantes propuestas del slow fashion es la idea del reciclaje. Además de comprar prendas creadas con tejidos sostenibles para el planeta, es importante saber que siempre podemos darle un segundo uso a la ropa. Podemos convertir un vaquero que tenemos abandonado en el armario en unos shorts, colocándole unas tachuelas para darle un poco más de estilo y personalidad. Y con la tela sobrante, podemos fabricarnos una diadema vaquera muy veraniega.
Si no nos apetece utilizar prendas que ya tenemos para crear otras nuevas, otra opción muy buena para alargar la vida de la ropa es donarla, regalársela a una amiga o venderla en tiendas de moda de segunda mano como Micolet. A la hora de renovar nuestro armario también podemos acudir a este tipo de plataformas online. De esta forma se evita comprar fast fashion y apoyamos a la economía circular, que consiste en reducir, reutilizar, reparar y reciclar.
Reducir el consumo: comprar prendas duraderas
El slow fashion hace especial hincapié en la importancia de reducir el consumo de ropa, teniendo en cuenta el daño que se le hace al medioambiente al fabricar prendas de forma no sostenible. Además de decir no al fast fashion, dejar de comprar de forma compulsiva nos hará valorar más nuestra ropa y cuidarla mejor. La moda lenta defiende la idea de invertir en prendas duraderas, en vez de comprar moda de usar y tirar en grandes cantidades a precios baratos.
Las constantes campañas de moda fast fashion no ponen esto nada fácil a las compradoras, sobre todo con sus económicos precios. Pero debemos tener en cuenta que si invertimos en prendas de calidad nos durarán mucho más tiempo, al contrario de lo que puede pasar con prendas del fast fashion. Así que ¡merece la pena!
Es importante conocer el impacto que tienen nuestras compras de ropa en el mundo y tomar conciencia de ello. Haciendo un poquito de esfuerzo, podemos aportar nuestro granito de arena y luchar contra el impacto de la moda rápida. La fundadora de Slow Fashion Next, Gema Gomez, nos da algunas claves para conseguirlo. ¡Hazte slow ahora!
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