Se utilizan 7.500 litros de agua para producir unos vaqueros, la misma cantidad de agua que bebe una persona en siete años
La industria de la moda está valorada en 2,4 trillones de dólares a nivel mundial y emplea a más de 75 millones de trabajadores, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Y no es para menos. La moda mueve al mundo y es difícil resistirse a comprar esa nueva chaqueta que estábamos deseando tener, ese adorable top floral ideal para los días de verano o esos vaqueros estilo skinny jeans que viste la semana pasada en un escaparate. Pero ¿realmente sabemos lo que implica la industria de la moda fast fashion?
En términos de consumo de agua, se utilizan 93.000 millones de metros cúbicos de agua cada año para la fabricación de ropa, un volumen que sería más que suficiente para cubrir las necesidades de cinco millones de personas, según datos de la ONU. De hecho, para fabricar unos vaqueros son necesarios unos 7.500 litros de agua, que es la cantidad que bebe una persona a lo largo de siete años. Con ello, la industria de la moda se convierte en la responsable del 20% del desperdicio del agua a nivel global.
El cultivo del algodón y la contaminación del agua
Se consume tal cantidad de agua principalmente por la materia prima que se utiliza a la hora de producirlos: el algodón. Alberto Garrido, director del Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (CEIGRAM) y subdirector del Observatorio del Agua, participó en una investigación realizada por la Universidad Politécnica de Madrid. En ella se afirma que el impacto de la moda del vaquero supone un gran aumento de las áreas de cultivo del algodón. Las plantaciones de algodón a nivel mundial abarcan unos 34 millones de hectáreas, frente al 1,7 millones de hectáreas de las plantaciones de yute y las 220.000 hectáreas de las plantaciones de lino.
Además de las grandes áreas de cultivos, la contaminación del agua es otro problema importante a tratar. La ONU ha informado de que el 20% del agua contaminada a nivel mundial es la que se utiliza con fines industriales con tintes y tratamiento de tejidos. Incluso nosotros mismos provocamos un impacto negativo en el planeta al poner en marcha un programa en la lavadora. Al ser lavada, la ropa libera microfibras de plástico y otros materiales dañinos para el medioambiente, contaminando el océano y el agua potable.
El dañino impacto de la fast fashion
Según especialistas de la ONU, la tendencia de comprar fast fashion es directamente responsable de grandes efectos negativos en el ámbito medioambiental, social y económico. En consecuencia del modelo fast fashion, entre los años 2000 y 2014 la producción de ropa se duplicó. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo declara que la moda es la segunda industria que más contamina a nivel mundial. Se calcula que solo con la fabricación de la ropa se crean más emisiones de carbono que todos los envíos que se realizan a nivel internacional a través de aviones y barcos.
UN Fashion Alliance es una organización creada en marzo de 2019 que busca la detención y eliminación de las prácticas destructivas a nivel social y medioambiental que utiliza la industria de la moda. Elisa Tonda, jefa de la Unidad de Consumo y Producción del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (uno de los diez organismos que forman parte de la UN Fashion Alliance), explicó que el 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial se produce por la fabricación de ropa y zapatos.
Según la ONU, parte de estas emisiones de carbono provienen de bombear agua para irrigar cultivos de algodón, pesticidas con base de aceite, maquinaria para recolectar cosechas, además de emisiones por transporte. Lo que hace a la industria de la moda responsable del impacto del 24% de los insecticidas y del 11% de los pesticidas.
Además, se desechan cada año medio millón de toneladas de microfibra (equivalentes a 3 millones de barriles de petróleo), que terminan en el océano. Cada segundo que pasa se quema una cantidad de prendas equivalente a un camión de basura.
Solución: cambiar los patrones de consumo
Greenpeace ha advertido que el ser humano necesitaría tres planetas para suministrar el ritmo de consumo que existe en la actualidad. Especialmente porque para el año 2050 se estima que el crecimiento demográfico mundial alcanzará los 9.600 millones de personas.
Por ello, una buena forma de contribuir a reducir la contaminación medioambiental es cambiar nuestra forma de consumir. “Nos han acostumbrado a que la ropa no tiene valor. Podemos comprar prendas a unos precios demasiados baratos y no nos damos cuenta de que, detrás de esa prenda y su precio barato, hay un valor increíble en recursos valiosos como el agua. Además, hay una huella de carbono muy importante por la deslocalización del sector y por los procesos industriales tan intensos de este sector”, explica a Micolet la fundadora de Slow Fashion Next, Gema Gómez.
Si dejamos de comprar de forma compulsiva y nos olvidamos del sistema de adquirir ropa de usar y tirar, evitaremos el desperdicio de agua. Además se ahorrará en materias primas y se evitará que los pesticidas y los químicos contaminen la naturaleza. Además, según Greenpeace, podremos reducir las emisiones de CO2 en un 24% si conservamos las prendas que compremos durante uno o dos años.
Muchas empresas de moda están creando modelos de cambio más sostenibles para el planeta. H&M, por ejemplo, cuenta con prendas elaboradas con celulosa de hojas de piña. Patagonia fabrican chaquetas de poliéster utilizando botellas recicladas. Freitag produce bolsas y mochilas reutilizando lonas y cinturones de seguridad de camiones. Así que apoyando este tipo de iniciativas puedes aportar tu granito de arena a la hora de cuidar el medioambiente.
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