El nuevo fenómeno ‘köpskam’ rechaza el consumo de ropa nueva y apuesta por comprar solo cuando exista una necesidad real
Seguro que os suena haber escuchado últimamente acerca de esta nueva tendencia: köpskam, la vergüenza por comprar más ropa de la que necesitamos. Esta corriente nace para luchar contra la industria de la moda y tratar de frenar su impacto en el planeta, que supone el 8% de los gases de efecto invernadero a nivel mundial. Según las Naciones Unidas, esto es más de lo que producen todos los vuelos y transportes en barco juntos. Ahí es cuando aparece köpskam. Sus principales ideas para luchar contra el impacto medioambiental de la industria textil son rechazar comprar ropa nueva y adquirir prendas solo cuando sea necesario.
En la actualidad los consumidores compramos prendas que duran poco, así que las retiramos muy rápido de nuestro armario y siempre necesitamos adquirir ropa nueva. Y con ello se sigue alimentando la industria del fast fashion o moda rápida: la forma más fácil y barata de renovar nuestro vestuario es acudir a tiendas del gigante Inditex, con conocidas marcas como Zara, Bershka o Stradivarius. Köpskam rechaza acudir a firmas fast fashion como estas para renovar el armario. Pero ¿de dónde viene esta tendencia? ¿Por qué lucha la corriente köpskam?
¿Qué es el fenómeno ‘köpskam’?
El movimiento köpskam empezó a emerger hace dos años. En el verano de 2018 en Suecia, Finlandia y Noruega las temperaturas máximas superaron los 32 grados durante semanas, acompañadas de una gran sequía. Suecia fue el país más perjudicado en esta época: tuvo más de 60 incendios activos ese verano. Esto provocó que se quemaran hectáreas enteras de bosques. Con ello, para luchar contra el cambio climático nació en Suecia el flygskam, el rechazo a viajar en avión, ya que los vuelos contaminan un 20% más que los trayectos en tren.
Tras el flygskam, el movimiento köpskam aparece también en Suecia para luchar contra el fast fashion. Köpskam en sueco significa “vergüenza por consumir” y hace referencia al coste medioambiental que supone comprar ropa de forma constante para estar al día respecto a las tendencias. Esta corriente ha puesto en un aprieto a las influencers de moda suecas, que promueven adquirir nuevas prendas a medida que aparecen productos innovadores. La mayoría de estos artículos son de moda fast fashion. Con ello, el fenómeno köpskam afecta a influencers y famosos. Pero su objetivo principal es presionar a las compañías para que tomen conciencia, según Neus Soler, profesora de Economía y Empresa de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC).
Además de esto, este movimiento promueve que se hagan compras solo por necesidad y olvidarse de los caprichos. Parece que las empresas de moda podrían tener motivos por los que preocuparse por esto. Johan Davidsson, economista jefe de comercio sueco, opina lo contrario: piensa que no hay indicios de que el consumo general se vaya a reducir y que se trata más de poder tomar decisiones con conciencia ambiental.
Contra el fast fashion
La moda fast fashion es el principal enemigo del köpskam. Con los económicos precios que ofrece la industria de la moda rápida, es demasiado fácil eliminar las prendas viejas y adquirir unas nuevas. El consumidor medio utiliza cada prenda diez veces como máximo antes de retirarla del armario. En el pasado la industria textil fabricaba dos colecciones de ropa al año; una para la temporada de otoño/invierno y otra para la época de primavera/verano. Pero a partir del año 2000 el sector sufrió una evolución: en la actualidad se producen prendas de forma masiva, de forma que los escaparates de las tiendas se llenan de ropa nueva cada dos meses. De hecho, cada año se fabrican cien mil millones de prendas y cada persona compra un 60% más de ropa que hace 15 años, según el informe de consumo de Greenpeace.
Teniendo en cuenta que la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, el fenómeno köpskam rechaza el consumo de la moda fast fashion, apuesta por reducir el consumo y por comprar en tiendas de segunda mano como Micolet, por ejemplo. En los países nórdicos comprar ropa usada es algo común desde hace tiempo, tanto que en Suecia existe un centro comercial, ReTuna Recycling Mall, donde todos los productos que se venden son de segunda mano.
Comprar ropa por necesidad
La sociedad está acostumbrada a comprar ropa nueva de forma constante. Es demasiado fácil conseguir prendas bonitas a precios baratos: las marcas bombardean con promociones y descuentos y los escaparates se llenan de colecciones frescas cada pocas semanas. El movimiento köpskam rehuye las compras compulsivas de ropa y defiende comprar prendas nuevas solo cuando exista la necesidad real: cuando se rompa un vaquero al que se le da un uso diario, por ejemplo.
Sustituir o reponer prendas que necesitemos de verdad es una norma que se puede aplicar a la hora de intentar comprar menos ropa. Es uno de los consejos que da Hannah Louise Poston, una diseñadora de moda que tenía un problema con las compras compulsivas. Poston decidió abrir un canal de Youtube para relatar su experiencia llevando a cabo un no-buy year, que trata sobre no comprar productos innecesarios durante un año. Además de contar su historia, en el vídeo da ocho consejos sobre cómo hacer un no-buy year, estableciendo unas normas a cumplir según la situación de cada persona.
En definitiva, el köpskam quiere conseguir darle a la ropa la importancia que tiene en realidad: alargar su uso y utilizarla, no tenerla decorando el armario para esa posible ocasión que tal vez no llegue nunca. El köpskam quiere que los consumidores dejemos de ver las compras de prendas como una actividad de ocio: actuar de forma consciente con nuestro consumo es responsabilidad de todos. ¿Te unes al movimiento?
Alberte Agerskov dice
El impacto ambiental en la industria de la moda es tan grande que tal vez pienses dos veces si vuelves a comprar ropa. En Suecia ya lo hacen. Con el fast fashion , las tiendas de ropa abaratan la produccion y afectan los recursos naturales. (Foto: Pexels – Artem)