La fundadora de Slow Fashion Next explica en una entrevista cómo el alquiler y la segunda mano ganan terreno en la industria de la moda como alternativa al Fast Fashion
Cada día hay más conciencia entre las consumidoras de que la moda rápida o Fast Fashion es uno de los causantes de la preocupante situación climática que se vive a nivel mundial. Y no es para menos, puesto que cada año se producen 100.000 millones de prendas en el mundo y su producción implica la generación del 3% de todo el dióxido de carbono, unas 850 millones de toneladas, según datos de un estudio de Greenpeace. De hecho, se considera la industria textil la segunda más contaminante del planeta.
Sin embargo, aún estamos a tiempo a poner freno a la fast fashion y reducir el impacto climático. Así nos lo explica en esta entrevista a Micolet Gema Gómez, la fundadora de Slow Fashion Next, una entidad que tiene como objetivo reinventar el sector de la moda y transformar sus impactos en una herramienta de cambio positivo social y medioambiental.
¿Qué alternativas tiene el consumidor de hoy en día en España que se preocupa por el impacto medioambiental y social de sus compras y qué consejos les darías a aquellos que quieren empezar a consumir moda de otra manera?
Lo primero les diría es que miren en sus armarios la cantidad de ropa que tienen y que piensen en todas las prendas que no usan, así como que aprendan a hacer conjuntos y desarrollen más esa faceta de crear estilismos más personales. También aconsejaría que empiecen a pensar en otras maneras de diversificar su consumo. Por ejemplo, para una boda igual no merece la pena hacer una inversión tan alta en un vestido, ya que sale mucho mejor alquilarlo. Igualmente, para todas esas prendas estacionarias, como pueden ser ropa de esquí, es mejor alquilarla que comprarla.
Cada vez va a haber negocios que tengan que ver más con estas opciones porque, como decía el presidente de Patagonia, Yvonne Chouinnard, la prenda más verde es la que ya existe.
Se dice que sin circularidad no habrá sostenibilidad. ¿Cuáles crees que son los retos y las alternativas que tiene, hoy en día, nuestra actual industria de la moda y su sistema lineal?
Desde mi perspectiva, el principal reto que tiene la industria ahora mismo es el modelo de producción y consumo que ha generado. Se trata de modelos nacidos en el siglo XX donde los desafíos medioambientales no eran tan altos como los que tenemos actualmente. Nos han acostumbrado a que la ropa no tiene valor, podemos comprar prendas a unos precios demasiados baratos y no nos damos cuenta de que, detrás de esa prenda y su precio barato, hay un valor increíble en recursos valiosos como el agua y que hay una huella de carbono muy por la deslocalización del sector y por los procesos industriales tan intensos de este sector.
Empezar a circularizar, es decir, a reintroducir toda la materia que hay en la superficie terrestre de nuevo a la cadena de producción es una manera de empezar a generar menos impacto. Sin embargo, hay que ser más ambiciosos y hay que pensar en modelos de negocio ya no solamente sostenibles, sino que, en el nivel de emergencia medioambiental que estamos, tendríamos que empezar a pensar en modelos no solo que contaminen menos, sino que sean regeneradores de todo el daño que hemos generado: deforestaciones, extinción de especies, entre otros.
¿Qué puede hacer la industria para encontrar un equilibrio entre dar respuesta a un consumidor acostumbrado a la Fast Fashion y dar pasos hacia un sistema más sostenible?
Últimamente vemos un avance en todos los temas que tienen que ver con alquiler y compra de segunda mano. Son modelos que, por ejemplo, la Generación Z admite muy bien porque se han criado con plataformas tipo Blablacar y Airbnb. Estos tipos de modelos bien medidos, es decir, que la parte de emisiones de CO2, de uso de packaging y de higienización de las prendas esté bien optimizada podrían ser un cambio de paradigma en el consumo.
Pero también existe un batallón de marcas emergentes que cada vez lo está haciendo mejor y optimizando también sus cadenas de producción principalmente locales. Un movimiento importante a tener en cuenta, también.
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