La responsable del programa de Consumo de Greenpeace, Celia Ojeda, apuesta por un modelo de consumo sostenible basado en “antes de comprar ropa, repara, intercambia, modifica, dona y en última instancia, recicla”
En su afán por poner soluciones a los problemas medioambientales que tenemos, Greenpeace trabaja en un Programa de Consumo que apuesta por cambiar nuestro modelo basado en un consumo excesivo, sin mesura, y que nos lleva a la deforestación, la sobrepesca, el cambio climático… Precisamente, el consumo que hacemos de ropa y calzado no se escapa de esta tendencia insostenible, tal y como muestra un estudio que Greenpeace presentó hace un año bajo el título Destino Cero: siete años desintoxicando la industria de la moda.
La responsable del Programa de Consumo de Greenpeace, Celia Ojeda, explica a Micolet en esta entrevista la problemática que tenemos hoy en día con la moda fast fashion -tendencia que nos lleva a comprar prendas lo más rápido posible- y las soluciones que podemos poner para encaminarnos a un modelo de consumo sostenible.
¿Cómo consideráis los pasos que están dando las grandes cadenas de la moda fast fashion en términos de sostenibilidad?
Escasos. Sí que es verdad que cada vez más existen alternativas en las grandes cadenas, utilizando telas reutilizadas o recicladas y 100% algodón orgánico. Son iniciativas que acercan la moda sostenible al público en general. Sin embargo, son pasos escasos que no son 100% sostenibles, porque la sostenibilidad incorpora muchos pasos en la cadena de producción no solo el material. Aunque es un avance, el principal problema de estas marcas es que siguen produciendo ropa en grandes cantidades, ropa que no es sostenible. Siguen incitando con las “microtemporadas” de ropa a la gente a comprar y consumir, por lo que no es suficiente con lanzar una línea de ropa sostenible o fomentar el reciclado de ropa si el resto de tu ropa no lo es. En el año 2000 se producían alrededor de 50.000 millones, en la actualidad la cifra es más que el doble.
“No es suficiente con que las grandes cadenas lancen una línea de ropa sostenible”
En vuestro report habláis sobre el incremento del uso de poliéster: ¿por qué los españoles deberíamos rehusar a comprar prendas fabricadas con este textil?
Porque son microplásticos y actúan como tal. El poliéster es una resina plástica, una fibra sintética que se encuentra en la mayoría de las prendas en la actualidad. Esta fibra plástica se desprende con cada lavado y no lo para ningún filtro porque son microplásticos. Los efectos de los microplásticos en el medio ambiente son sobradamente conocidos. Estos son fragmentos inferiores a 5 mm, estas diminutas bolas de plástico que llegan al mar a través del desagüe, porque su tamaño tan reducido hace que no queden atrapadas por los filtros de las depuradoras.
Estudios recientes han observado que los animales marinos están ingiriendo estos microplásticos, lo que está provocando bloqueos gastrointestinales y alteraciones en sus patrones de alimentación y reproducción.
Pero no se queda ahí: hay evidencias de que se transfieren a lo largo de la cadena alimentaria y llegan hasta nuestros platos.
¿Qué consejos darías a estos consumidores para abrazar un modelo de consumo de ropa más sostenible?
Cada vez más, los consumidores conocemos mejor qué es la moda slow fashion y las marcas de ropa están sacando algunas líneas de ropa sostenible. Sin embargo, el volumen de consumo no ha decrecido. Hay muchas alternativas, y comprar slow fashion no es lo único que se puede hacer. La prenda más sostenible es la que ya tienes en tu armario, hazla durar. Antes de comprar, repara, intercambia, modifica, dona y en última instancia recicla. Si vas a comprar infórmate de la moda sostenible, es más cara, sí, pero también dura más. Además de que es respetuosa con el planeta, contigo y con las personas que la han fabricado. Generar ropa que se usa y se tira (fast fashion) consume recursos, agua, energía, además de contaminar el planeta. La fast fashion es un modelo que está acabando con el planeta.
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